El ‘Gran Jefe’ llegó y a miles no les quedó de otra que obedecer. Ante más de 10 mil personas, Daddy Yankee se presentó en Monterrey y una vez más demostró que él manda. “Manos arriba, Monterrey”, fueron las palabras con las que el reggaetonero saludo a sus súbditos y en automático provocó la euforia de los asistentes, quienes momentos antes mostraron cierta molestia debido al retraso de más de 70 minutos con el que inició el espectáculo.Eran las 23:09 para cuando Ramón Ayala, verdadero nombre del cantante, salió a escena. Pantallas gigantes, pirotecnia, luces robóticas, efectos visuales y el calor de los presentes hicieron que desde ese minuto los ánimos se pusieran al máximo. Vestido con sus característicos pantalones, chamarra en color negro y lentes, Daddy Yanke le puso gasolina a la noche.“Tú sabes” fue el primer tema de la noche con el que rápidamente los movimientos no sólo del cantante, sino del público, comenzaron a surtir efecto en el ambiente, pues la temperatura subió. “Impacto”, “Pose”, “Rompe”, entre otras no faltaron en el repertorio.“Muchas gracias por estar aquí, por permitirme regresar y por perrear conmigo”, fue la forma en que Daddy Yanke se dirigió a su público. Durante el concierto, la entrega del reggaetonero fue evidente; igual brincó, bailó, dedicó canciones, se dejó tocar y hasta improvisó algunos rapeos inspirados en Monterrey..
“Esta noche le toca a los regios”, fue una de las frases que causó alboroto en el recinto. Sobre el escenario, al cantante lo acompañó toda una banda y un equipo de cinco bailarines que terminaron de ponerle el sabor al espectáculo.Entre los asistentes era común observar a varios clones del ‘Big Boss’, desde adolescentes y adultos, hasta pequeños que muy a su manera rendían tributo al intérprete de “Ella me levantó”. También podía verse a mujeres rubias, morochas y pelirrojas, no importaba el físico ni el color, el lugar estaba lleno de ellas para moverse al ritmo de su artista favorito.Daddy Yankee no dejó de dar sorpresas durante toda la noche, tal y como lo hizo con un fanático al que sin esperarlo, invitó a subir al escenario para darle un abrazo. “Levanten muy bien las manos porque todo esto lo estoy grabando”, dijo el cantante, quien durante su gira ha recopilado gran parte de sus presentaciones para lanzar posteriormente un DVD en vivo.La energía era mucha pero la noche tenía que terminar. Pasadas la medianoche, Daddy Yanke se despidió, no sin antes agradecerle a Monterrey por una velada que para todos resultó impactante.A detalleEl escenario fue ocupado desde las 21:30 horas por dos teloneros que se encargaron de calentar el ambiente.Entre las figuras que disfrutaron del concierto se encontraba Cepillín, quien caracterizado en su personaje aplaudió a Daddy Yankee.Previo a su presentación, el cantante recibió en su camerino al club oficial de fans, quienes le entregaron una enorme caja llena de regalos.Más de una hora se retrasó la actuación estelar de la noche, por lo que pudieron escucharse quejas y abucheos.Nadie ocupó sus lugares, pues los miles de asistentes, nunca dejaron de brincar, ni de bailar
El ‘Gran Jefe’ llegó y a miles no les quedó de otra que obedecer. Ante más de 10 mil personas, Daddy Yankee se presentó en Monterrey y una vez más demostró que él manda. “Manos arriba, Monterrey”, fueron las palabras con las que el reggaetonero saludo a sus súbditos y en automático provocó la euforia de los asistentes, quienes momentos antes mostraron cierta molestia debido al retraso de más de 70 minutos con el que inició el espectáculo.Eran las 23:09 para cuando Ramón Ayala, verdadero nombre del cantante, salió a escena. Pantallas gigantes, pirotecnia, luces robóticas, efectos visuales y el calor de los presentes hicieron que desde ese minuto los ánimos se pusieran al máximo. Vestido con sus característicos pantalones, chamarra en color negro y lentes, Daddy Yanke le puso gasolina a la noche.“Tú sabes” fue el primer tema de la noche con el que rápidamente los movimientos no sólo del cantante, sino del público, comenzaron a surtir efecto en el ambiente, pues la temperatura subió. “Impacto”, “Pose”, “Rompe”, entre otras no faltaron en el repertorio.“Muchas gracias por estar aquí, por permitirme regresar y por perrear conmigo”, fue la forma en que Daddy Yanke se dirigió a su público. Durante el concierto, la entrega del reggaetonero fue evidente; igual brincó, bailó, dedicó canciones, se dejó tocar y hasta improvisó algunos rapeos inspirados en Monterrey..
“Esta noche le toca a los regios”, fue una de las frases que causó alboroto en el recinto. Sobre el escenario, al cantante lo acompañó toda una banda y un equipo de cinco bailarines que terminaron de ponerle el sabor al espectáculo.Entre los asistentes era común observar a varios clones del ‘Big Boss’, desde adolescentes y adultos, hasta pequeños que muy a su manera rendían tributo al intérprete de “Ella me levantó”. También podía verse a mujeres rubias, morochas y pelirrojas, no importaba el físico ni el color, el lugar estaba lleno de ellas para moverse al ritmo de su artista favorito.Daddy Yankee no dejó de dar sorpresas durante toda la noche, tal y como lo hizo con un fanático al que sin esperarlo, invitó a subir al escenario para darle un abrazo. “Levanten muy bien las manos porque todo esto lo estoy grabando”, dijo el cantante, quien durante su gira ha recopilado gran parte de sus presentaciones para lanzar posteriormente un DVD en vivo.La energía era mucha pero la noche tenía que terminar. Pasadas la medianoche, Daddy Yanke se despidió, no sin antes agradecerle a Monterrey por una velada que para todos resultó impactante.A detalleEl escenario fue ocupado desde las 21:30 horas por dos teloneros que se encargaron de calentar el ambiente.Entre las figuras que disfrutaron del concierto se encontraba Cepillín, quien caracterizado en su personaje aplaudió a Daddy Yankee.Previo a su presentación, el cantante recibió en su camerino al club oficial de fans, quienes le entregaron una enorme caja llena de regalos.Más de una hora se retrasó la actuación estelar de la noche, por lo que pudieron escucharse quejas y abucheos.Nadie ocupó sus lugares, pues los miles de asistentes, nunca dejaron de brincar, ni de bailar
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